jueves, 14 de marzo de 2013

Una historia.

Tomo ésta historia prestada de mis amigas de La Granja de Papel, me ha gustado mucho y no la conocía.

Ahí va:

Seguro que muchos de vosotros habéis escuchado en vivo y en directo el famoso “mind the gap” de las estaciones de metro de Londres. Lo que no sabíamos nadie es la historia que se escondía detrás. 

Recientemente, la dirección del metro de Londres decidió actualizar la voz encargada de avisarnos para no quedarnos con el pie atrapado entre el coche y el andén (qué detallistas estos ingleses), algo que no habríamos percibido la mayoría de nosotros, para qué engañarnos, si no fuera porque el cambio fue de una voz de hombre a una de mujer.

Pero ese cambio supuso un shock para nuestra querida Margaret McCollum.  Porque Margaret se acercaba todos los días hasta la estación de Embankment solo para escuchar una cosa, una frase, estas tres palabras, “mind the gap”, dichas por su marido, muerto hace ya unos años.

La buena de Margaret llamó a la empresa del metro para ver qué pasaba con la voz de su marido y tanto debió de conmover a los encargados, que han decidido dejar la grabación de siempre en Embankment, estación más cercana a su casa, para que pueda pasarse siempre que quiera y escuchar esa voz, su voz.

Si Londres siempre es un destino que considerar, aquí tenemos una razón más para volver.

¿Os ha emocionado tanto como a mí? :)) Muuuuchos besos, y buenas noches!!!

3 comentarios:

  1. Qué bonito!!! Y que gran detalle... has visto lo poco que cuesta contentar a una persona?? Cuanto deberiamos aprender algunos estando la sociedad como esta ahora...

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  2. Lo vi en el telediario y habiendo vivido 4 años en Londres ... Me conmovió mucho

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  3. Me ha emocionado, porque la entiendo muy bien.

    Por cierto, chica de las flores... ayer, en un descanso del montaje de muebles de la habitación de mi peque, me puse a hacer visitas a los blogs de mis seguidores... y no pude entrar al tuyo. HOy me desayuno con tu comentario en el mío, y ahora, ocmo puedes ver, sí he podido entrar... qué casualidad...

    Un besito.

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